...mira el ojo
ciego que te mira, absorto en la luz ciega de tu imagen, alumbrando
tus ojos en la triste ceguera de una sonrisa, ignora aquellas miradas
que escrutan los ojos iluminados de tu presencia. No mires, observa
la emoción de una piedra negra, oscura, sin luz...cuando camines en
una mañana clara y tus ojos sólo escuchen el resplandor que te
contempla, aún así vigila las pupilas abriéndose a tu paso...
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