Tras la ventana antisuicida
se percibe una brisa imposible
de forma engañosa veo luz
filtrada desde las farolas
que se pasean a lo largo
de una calle desierta
con el rumor de lejanos motores
me voy quedando dormida
contoneándome en la irrealidad
como puta en un burdel
fumando el último cigarrillo
apurando esa copa de ginebra
que algún marinero allí dejó
sórdidos y crueles bocetos
sobre papel imaginario
que recorro lentamente
con el dulce sabor
por un sendero entretenido
sin llegar a ninguna parte
despierto de buen humor
engañandome a mi misma
creyendo en un mundo mejor
Adelante ana!! Como dice Benedetti, a veces no importan verguenzas ni utopías...
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