Otra vez con cuentos chinos
esperemos otro momento
en el que tu barbilla
no toque el suelo
o en el que mi tristeza clavada
no se incline como un cuadro
con silencios me castigas
más que callar no puedo
sentada en algún parque
vagabundeo sin abrigo
esperando a que esperes
pensar la noche entera
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