Esa tediosa tarde la sensación era distinta ,más que nula , fuerte como los troncos milenarios que nos rodeaban, capaces de abrazarnos en el infinito manto de los tiempos.
Nos dejamos llevar...y al instante ya no éramos cuerpos terrestres ,sino existencias vanales sin ningún tipo de destino o misión espiritual,éramos formas de una roca de granito,impuestas por naturalezas incomprensibles.
Arrastradas a la erosión de los silbantes vientos en épocas pasadas,mudas ,tomando formas inexplicables , fruto de la inmensa soledad de aquellos espacios vacíos e incontenibles.
